El 25 de noviembre de cada año, el mundo se une en la conmemoración del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, un llamado urgente y global para erradicar la violencia de género y proteger los derechos fundamentales de las mujeres y niñas. Esta fecha, establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999, tiene profundas raíces en la historia latinoamericana, ya que se inspira en el asesinato de las hermanas Mirabal, luchadoras dominicanas por los derechos humanos, quienes fueron brutalmente asesinadas en 1960. La jornada es un recordatorio de que la violencia contra las mujeres y las niñas no solo es una violación de derechos humanos, sino también una barrera importante para la igualdad, el desarrollo y la paz.
La violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una de las violaciones de derechos humanos más extendidas en todo el mundo, afectando a una de cada tres mujeres a lo largo de su vida, según datos de la ONU. Este tipo de violencia se manifiesta de múltiples formas: violencia física, sexual, psicológica y económica, entre otras. Los efectos de la violencia van más allá del daño individual, impactando negativamente en la salud, la estabilidad y el desarrollo de las familias, las comunidades y la sociedad en general.
En el contexto de la pandemia de COVID-19, se observó un aumento de los casos de violencia doméstica, subrayando la urgencia de implementar medidas de prevención y apoyo. Las crisis económicas, las desigualdades de género y la falta de acceso a la justicia son factores que agravan la situación, evidenciando la necesidad de un enfoque integral para eliminar la violencia.
El 25 de noviembre marca el inicio de los «16 Días de Activismo contra la Violencia de Género», que culminan el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. Este período es un momento para promover la sensibilización y la educación, elementos esenciales en la lucha contra la violencia de género. A través de campañas en redes sociales, talleres, actividades escolares y movilizaciones comunitarias, organizaciones y gobiernos alrededor del mundo trabajan para cambiar las actitudes que perpetúan la violencia y el machismo, promoviendo el respeto y la igualdad.
La educación juega un papel fundamental en la prevención de la violencia, ya que permite desafiar estereotipos de género y promover relaciones basadas en el respeto y la igualdad. También es crucial proporcionar recursos educativos para empoderar a las mujeres y las niñas, dándoles herramientas para reconocer y denunciar la violencia.
La eliminación de la violencia contra la mujer requiere el fortalecimiento de políticas y mecanismos de protección a nivel nacional e internacional. Diversos países han implementado leyes específicas para proteger a las víctimas y castigar a los agresores. Sin embargo, la existencia de estas leyes no garantiza su efectividad, y es necesario implementar medidas adicionales como el acceso a refugios seguros, servicios de salud mental y asistencia jurídica gratuita.
En el ámbito internacional, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Convención de Belém do Pará, han sido instrumentos importantes para el avance de los derechos de las mujeres y la lucha contra la violencia de género en América Latina. Sin embargo, el compromiso político y el financiamiento adecuado son fundamentales para hacer realidad estos compromisos y asegurar que las mujeres puedan vivir sin miedo y con dignidad.
Para que la lucha contra la violencia de género sea efectiva, el sistema de justicia debe ser accesible, sensible y protector de los derechos de las mujeres. Esto implica una capacitación adecuada para jueces, fiscales y personal judicial en temas de género y derechos humanos. Además, es crucial que las denuncias de violencia sean investigadas con celeridad y que los perpetradores enfrenten las consecuencias de sus actos.
La impunidad sigue siendo un desafío importante en muchos países, donde la falta de investigaciones o condenas perpetúa un ciclo de violencia y desconfianza en el sistema de justicia. La creación de tribunales especializados y la mejora en los procedimientos judiciales son algunos pasos positivos, pero es necesario un enfoque integral que incluya la protección de las víctimas y la prevención de la violencia.
El Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer es un llamado a la acción y un recordatorio de que la violencia de género es un problema que nos compete a todos. Para construir un mundo libre de violencia, es fundamental que cada uno de nosotros se comprometa a promover el respeto, la igualdad y la justicia. La erradicación de la violencia contra las mujeres y las niñas no solo es una obligación moral, sino también un paso necesario hacia un futuro equitativo y pacífico. En esta jornada, recordemos que el cambio comienza con la conciencia, y que cada esfuerzo, grande o pequeño, cuenta para construir un mundo donde las mujeres puedan vivir sin miedo y en plena libertad.